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TEMA 1.1. APRENDIZAJE BASADO EN EL DIÁLOGO


A las asambleas es importante mirarlas como ese instrumento, herramienta o estrategia que permite generar aprendizajes significativos a través del diálogo, de la capacidad de comunicarnos.

Para Bentancor, Briozzo y Rebour de UNICEF (2004), las asambleas se constituyen en un espacio educativo que por excelencia contribuyen al desarrollo de la capacidad dialógica, potencian la participación en los asuntos que afectan a los implicados, exigen de la argumentación y el establecimiento de acuerdos y compromisos.

Carozzo (2021) en su libro “La asamblea de aula para la convivencia democrática participativa” expone lo siguiente:

La asamblea de aula es considerada una herramienta de mucho valor para desarrollar las habilidades comunicativas de los estudiantes, para exponer ideas, confrontarlas con sus compañeros y arribar a conclusiones y acuerdos que deben ser aceptados y respetados por todos.  En la asamblea los estudiantes aprenden a dialogar desde los asuntos domésticos y rutinarios de sus actividades escolares hasta el debate de conflictos interpersonales entre estudiantes y con los docentes. Una de las mayores realizaciones y satisfacciones que descubren los estudiantes en las asambleas de aula es la fascinación que experimentan al descubrir que están construyendo sus aprendizajes y acuerdos en forma colaborativa y consensuada.

No estar de acuerdo es considerado como extraño entre los estudiantes, como si ignorasen que es algo absolutamente normal y necesario en la vida relacional; que allí tiene sus raíces no poder gestionar el conflicto. Es posible que estas y otras valiosas contribuciones que se logran entre los estudiantes para la mejora de la relación entre ellos y con los docentes no lleguen a ser debidamente valoradas por la institución educativa, porque en muchas ocasiones la voz de los estudiantes no es escuchada y menos si sus opiniones son contrarias a lo dispuesto por las autoridades de la escuela.

La experiencia de la asamblea de aula tiene sus referentes en la pedagogía de Freinet y las enormes contribuciones de Vygotski y Freire, y a través de ella las vivencias de los niños y niñas se nutren de la realidad y de la praxis cotidiana y se convierten en los elementos claves para la construcción de nuevos aprendizajes y conocimientos entre los que se incluye la identidad a su cultura medioambiental, un preámbulo a la descolonización cultural tan necesaria en el proceso educativo. 

Detengámonos en los aprendizajes que logran los estudiantes con la asamblea de aula, a través del diálogo, citamos algunos: 


La asamblea se convierte en un escenario único para aprender diversas destrezas lingüísticas, al mismo tiempo que desarrolla aptitudes cognitivas y sociales, tales como las que expone Seisdedos, (2004):

  • Insertar información nueva en información anterior.
  • Anticiparse con los conocimientos que ya poseemos a los que vamos escuchando.
  • Realizar hipótesis sobre el tema de debate.
  • Establecer control en los turnos de palabra y autorregular sus actitudes conversacionales (discusión de opiniones mediante el diálogo).
  • Prestar atención a la palabra de un compañero/a (atención individualizada por parte del docente).
  • Tutoría de iguales (actividades conjuntas entre compañeros/as).
  • Potenciar mecanismos básicos de lenguaje (audición, voz, articulación).
  • Establecer la adquisición de las dimensiones del lenguaje (forma, contenido y uso).
  • Estimular el desarrollo comunicativo.
  • Favorecer el desarrollo de los procesos de comprensión y producción lingüística.

Todo lo expuesto permite que se asuma y valore a las asambleas como una metodología que estimula el aprendizaje a través del diálogo, un aprendizaje más holístico que integra no solo contenidos sino un aprendizaje significativo que permea la vida.