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TEMA 4: TÉCNICAS Y ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Al momento de abordar el tema de resolución de conflictos es muy habitual asociar los conceptos “conflicto escolar” y “violencia escolar”, razón por la cual es necesario comenzar a clarificar y diferenciar estos conceptos ya que tienen significados diferentes. El conflicto es un fenómeno normal que no tiene porqué llegar a ser negativo, sino que al contrario, tiene una gran potencialidad educativa  y puede servir para fortalecer las relaciones entre las personas. La violencia, por el contrario, surge cuando se afronta el conflicto de un modo radical, dando lugar a la ruptura y a una espiral conflictiva que anula las posibilidades educativas y deteriora el clima de convivencia ( Uranga, 1998)

Por otro lado, es importante también distinguir entre conflicto e indisciplina. El conflicto, a nivel escolar, se produce cuando hay un choque de intereses, (bien sea entre alumnos, profesores, autoridades del establecimiento educativo, etc.) que da lugar a enfrentamientos entre las partes interesadas. La solución de estas situaciones produce enriquecimiento mutuo (Casamayor, 1998). Por el contrario, la indisciplina supone comportamientos disruptivos o antisociales que causan problemas en el establecimiento educativo; son comportamientos que tratan de imponer la voluntad de unos sobre los otros en la comunidad educativa.

Pérez (2001) expone que el conflicto es inherente a la naturaleza humana, por ello, es impensable que en el aula o en el centro educativo donde conviven un gran número de estudiantes y profesores, dejen de darse situaciones conflictivas. No se trata de eliminar los conflictos, sino de aprovechar estos para progresar, para desarrollar la capacidad de diálogo de las personas y por supuesto para mejorar las bases de nuestra convivencia.

El conflicto, en ocasiones rompe una situación de estabilidad y rutina que ha envejecido y provoca una crisis institucional. En este sentido constituye un síntoma de que algo no satisface a todos y, muy posiblemente, de que algo no funciona correctamente, o no responde a las necesidades de las personas. En estos casos el conflicto actúa como un factor que podría producir un cambio importante, generalmente favorable. 

Los procesos de resolución de conflictos constituyen una oportunidad para entrenar a los estudiantes e incluso a los docentes en la adquisición de habilidades para el diálogo, la mediación y la negociación, todas ellas pueden ser aplicables en diferentes ámbitos de la vida, y por tanto constituyen un recurso educativo de primer orden. 

Con esto no se quiere decir que se deba llegar a una situación de desear o provocar la aparición del conflicto. La vida en el aula y en el establecimiento educativo, las relaciones interpersonales que genera, son lo suficientemente complejas para producir un gran número de problemas a los que nos tendremos que enfrentar. No se trata de potenciar las situaciones que provocan estos problemas, sino de apreciar la parte positiva de algo que es inevitable, y de aprovechar las posibilidades educativas que nos ofrece.

Las estrategias de intervención en el aula que se pueden considerar fundamentales para prevenir la aparición de conflictos y para facilitar la resolución de los mismos, son las siguientes:

  1. Estrategias de tipo organizativo

Los profesores deben partir de la base de que la estructura y organización del aula ( agrupamiento de los estudiantes, metodología de trabajo, nivel de exigencia, tratamiento de la diversidad etc.) pueden ser la causa directa de diversos tipos de conflictos(Watkins y Wagner, 1991). 

Uno de los aspectos organizativos que suele ser la causa de multitud de conflictos es la inadecuada distribución de los estudiantes. Cuando se da un reparto desequilibrado de los estudiantes de un mismo curso entre los diferentes grupos-clase que los integran, de tal manera que se juntan en la misma clase estudiantes con un alto potencial para generar conflictos, el clima de convivencia se deteriora rápidamente y los profesores se ven impotentes para sostener la problemática. Sin embargo, cuando existe la posibilidad de distribuir a estos alumnos en diferentes grupos-clase, se pueden utilizar estrategias concretas basadas en una información veraz para formar clases equilibradas que faciliten la convivencia entre sus miembros.

  1. La creación de un clima de participación en el aula

Para que se de un clima de participación en el aula, es necesario mantener altos niveles de comunicación bidireccional y multidireccional, de interacción entre profesores y estudiantes, y entre los propios estudiantes. Son precisamente los valores que sirven de referencia a esta comunicación e interacción, los que nos indican el nivel de convivencia alcanzado y la calidad de la misma. 

Entre los factores que contribuyen a crear un clima de participación en el aula, se destacan los siguientes:

a. Hacer a los estudiantes partícipes de la metodología de trabajo.

b. Utilizar técnicas de trabajo cooperativo en donde los estudiantes participan y colaboran con sus compañeros en las actividades que realizan.

c. Promover actividades que favorezcan la relación entre los estudiantes para que logren conocerse entre sí, respetarse y aceptarse como son.

d. El diálogo, pues contribuye de manera decisiva en la formación de personas tolerantes y facilita la convivencia escolar (Escámez, 1995) El entrenamiento de los estudiantes en habilidades para el diálogo nos permitirá afrontar con garantías aquellos conflictos que surgen de modo regular en el aula: incomprensión, falta de respeto, agresiones, discriminaciones, deterioro de bienes materiales, etc.

3. La asamblea de aula

    • Constituye una vía de participación y comunicación especialmente apropiada para abordar conflictos existentes. 
    • La asamblea es una actividad de clase en la que los estudiantes y el profesor analizan y debaten bajo un encuadre sobre todo tipo de temas relacionados con la convivencia y el trabajo escolar. 
    • En ella todos pueden expresar libremente sus ideas y opiniones, y las decisiones se tienen que tomar de modo democrático, lo cual supone que cuando no existe consenso sobre un tema, es necesario realizar una votación sobre las opiniones existentes. 
    • Participar en la asamblea implica ser capaz de dialogar y debatir de un modo ordenado, comunicando nuestras opiniones y sentimientos al resto de la clase y respetando las opiniones que sean contrarias a las nuestras.
    • La capacidad para argumentar de cada estudiante es la única “arma” que dispone para que los demás acepten sus ideas y propuestas.

4. Aprendizaje de normas 

La existencia de un conjunto de normas claras y concretas que regulen la convivencia en el aula, es fundamental para evitar la aparición de conflictos, pero el modo como se elaboran estas normas también es importante a nivel educativo; pues es necesario que los estudiantes puedan ser involucrados como agentes activos en la formulación de normas y el cumplimiento de responsabilidades. De este modo, las normas ya no son el fruto de una imposición arbitraria de los profesores, sino que son elaboradas, negociadas y consensuadas por toda la clase.

5. Potenciar la autoestima de los estudiantes

La autoestima implica una valoración de los conceptos que se tienen de uno mismo, y se consigue comparando lo que se hace o cómo se es con algún criterio estándar propuesto por uno mismo o por otras personas. La valoración de las cualidades personales es uno de los factores que lleva al estudiante a quererse y autocomportarse de manera positiva o negativa (Guitart, 1998).

Trabajar todos los aspectos relacionados con la mejora de la autoestima de los estudiantes es una estrategia fundamental para prevenir la aparición de conflictos en el aula. Los profesores deben plantearse como objetivo que los estudiantes se sientan seguros de sí mismos, conociendo sus capacidades y sus limitaciones,  unos objetivos realistas y sintiéndose protagonista de sus propios logros, de tal manera que lleguen a ser personas autónomas, con posibilidad de integrarse en diferentes grupos, pero mantenido su propio criterio.

6. Programación de actividades para el control y el manejo de agresividad

Es necesario partir del principio de que la agresividad que pueden manifestar algunos estudiantes no tiene porqué ser algo negativo. A nivel educativo se puede enseñar el control de dicha agresividad y su encauzamiento hacia la consecución de objetivos no violentos. La agresividad puede constituir un rasgo de la personalidad, mientras que la agresión constituye un acto de violencia. 

Los profesores deben promover, a nivel teórico, modelos de confrontación no violentos; trabajando sobre esto, los estudiantes van aprendiendo que en todo enfrentamiento se puede mantener una postura firme utilizando estrategias pacíficas que eviten la violencia

7. Organización de un sistema de mediación y negociación

Aprender a afrontar un conflicto como una oportunidad para la búsqueda conjunta de soluciones y para la negociación, supone un estímulo cognitivo y para la reflexión, el estudiante puede aprender a comprender la complejidad de los hechos y explorar el conflicto, en lugar de apresurarse a obtener una conclusión.

Un aspecto positivo del entrenamiento en técnicas de mediación y negociación, es que estamos potenciando el desarrollo moral [y ético] del estudiante. Muchos de los conflictos se pueden considerar como dilemas morales en los que se produce una confrontación de valores. La práctica en la resolución de estos dilemas permite al estudiante avanzar hacia estadios superiores de desarrollo moral (Kohlberg, 1985).

En la literatura sobre la negociación podemos encontrar dos modelos básicos:

    1. Negociación colaborativa: se caracteriza porque las dos partes enfrentadas buscan juntas una solución que sea satisfactoria para ambos. Se comienza por exponer las posiciones de cada una de las partes, y se continúa manifestando claramente las preocupaciones y aspiraciones de cada uno. Sin tener que modificar la posición, se pueden encontrar soluciones intermedias que satisfagan los intereses de ambas partes. Ello contribuye a mejorar la comunicación y el respeto entre las partes y proporciona una experiencia de poder resolver las disputas de forma colaborativa.
    2. Negociación competitiva: cada una de las partes enfrentadas trata de conseguir la máxima ganancia posible sin tener en cuenta el coste que supone para la otra parte. Para ello se utiliza como estrategia básica el planteamiento de una demanda inicial que exceda ampliamente las expectativas reales del negociador. El empleo de este tipo de negociación es poco recomendable en el medio escolar. (Como modelo ChanGo no se usa este tipo de negociación pues va incluso en contra de los principios del modelo). 

8. La mediación

Es una extensión de la negociación en la que entra en juego un elemento nuevo entre las partes: el mediador o el equipo de mediación. En esta técnica, el mediador debe ser neutral y su tarea consiste en facilitar el proceso de negociación, si bien siempre se deja a las partes la responsabilidad de definir el conflicto y de acordar la solución al mismo. La mediación tiene tres grandes ventajas:

  • La sola presencia del mediador reduce en gran medida los comportamientos agresivos.
  • El mediador es testigo de los acuerdos alcanzados y puede evaluar el grado de cumplimiento de los mismos.
  • La presencia del mediador demuestra el interés del grupo por resolver el conflicto de una forma dialogada y salvaguardando el clima de convivencia del mismo. 

Es importante tener en cuenta que el tiempo dedicado por los profesores y estudiantes al aprendizaje de las habilidades y técnicas de resolución de conflictos, disminuye en buena medida el número de los mismos y libera tiempo para otras tareas educativas, independientemente de la mejora que se produce en las habilidades comunicativas.

Finalmente, es necesario puntualizar que las técnicas y estrategias de resolución de conflictos expuestas no se pueden entender como aquello que va a eliminar los problemas de convivencia del aula; tan sólo constituyen un conjunto de ideas y procedimientos que nos permite abordar los problemas existentes y evitan la aparición de respuestas erróneas. Pero también intentan transmitir una serie de conocimientos y pautas de conducta que aumenten los recursos de los estudiantes  para enfrentarse a las situaciones conflictivas que se le presenten en el contexto social.