Tema 2: Familia y Escuela

Hablar de la escuela y la familia en la actualidad se ha vuelto una necesidad constante, porque es una relación que aún no se ha asumido en su totalidad, pero que es importante en el proceso educativo, teniendo en cuenta que todos quienes están de alguna manera vinculados a las instituciones educativas son parte de la comunidad educativa y de manera especial las familias que tienen los primeros vínculos emocionales y formativos con los estudiantes.

Actualmente, aún se visualizan padres de familia, que realizan el proceso de matriculación de sus hijos en las instituciones educativas, pero no se vinculan a las mismas en las actividades propuestas para los estudiantes y sus familias, tales como: actividades pedagógicas, escuelas de padres, reuniones, día de la familia, deportes, celebraciones especiales, entre otros; pero también hay instituciones o centros educativos que no vinculan a las familias en los procesos que realizan, creando de esa manera una brecha mayor entre la escuela y la familia.

Para Aguilar (2001, como se citó en Vergara, 2007) "familia y escuela son un marco referencial imprescindible para la incorporación de un nuevo ser humano a la sociedad; pero, este marco se encuentra a merced de los avatares impuestos por transformaciones diversas que han de asumir ambas instituciones si quieren responder a su tarea educativa y socializadora" (p.3). 

La Revista UNIR (2022), presenta una reflexión válida en este tema:

La docencia es una profesión que exige un gran compromiso y vocación, pero también es de las más satisfactorias gracias a la labor que se desempeña. Hablamos, entonces, del papel de acompañamiento y apoyo a los y las estudiantes que realizan los docentes a través de la tutoría. Una actividad complementaria a la enseñanza donde el proceso de orientación asegura el ingrediente educativo.

Mientras que la familia es el primer contexto de socialización de un niño, con quien aprende a comunicarse y desarrolla los primeros vínculos afectivos y emocionales, con su llegada al colegio se abre un nuevo entorno en el que, además de recibir una educación formal, establecerá nuevas relaciones tanto con adultos como con otros alumnos de diversas edades. Los niños construirán vínculos afectivos estables en la escuela de la misma manera que aprendieron de sus relaciones en casa. Y estos vínculos son los que ofrecerán una base emocional firme para que sientan la confianza necesaria para avanzar en su desarrollo y en la respuesta a los retos que le plantea la escuela y la educación a lo largo de la vida en términos de aprendizaje.

Para Billard (2002) la familia es la primera educadora porque es “la que instala los valores del grupo, de la clase social, de la Iglesia, etc. y ella lo hace por sus propios medios, los cuales son del orden afectivo, y no por la demostración racional” (p.7). Esto quiere decir que la educación dada por las familias es la más importante de todas porque es irreemplazable y porque es la base en la vida de una persona; de ahí, que la escuela complete y perfeccione la educación desde la universalidad del saber y desde todo lo que la conforma: “las edificaciones, la vida escolar, la relación entre maestros y alumnos, el papel particular de los padres, la relación entre maestros y alumnos (la camaradería), en una palabra, todo, incluido el ambiente general” (p.14). 

La complejidad de la sociedad actual es cada vez mayor y requiere una nueva visión educadora de la familia y la escuela, lo que exige su compromiso para trabajar unidas en un proyecto común, ya que una relación fluida entre las familias y la escuela, influye en el desarrollo integral de los estudiantes, tanto en su educación como formación.

"La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez los valores que les guiaran durante toda su vida". Juan Pablo II