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TEMA 3: LA INFRAESTRUCTURA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ESCUELA JUSTA Y DE CALIDAD


Según el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (2016), “está comprobado que tener escuelas en buen estado es determinante para lograr que los alumnos obtengan los resultados académicos esperados”.

Una buena infraestructura escolar, con espacios renovados, posibilita que niños y jóvenes que viven en sitios remotos puedan estudiar y, además, tiende a mejorar la asistencia e interés de los estudiantes y maestros por el aprendizaje. Por esta misma razón, las inversiones en infraestructura escolar tienen un papel fundamental para solucionar el problema del acceso de los estudiantes al sistema escolar y para mejorar su rendimiento. Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, 2016.

Los espacios adecuados, ayudan, posibilitan y motivan el aprendizaje. Para el modelo ChanGo, las instituciones educativas se transforman de manera profunda e integral para ofrecer una educación justa y de calidad que forme a personas como agentes de cambio para que puedan responder a las exigencias del entorno y mejorar su territorio.

La infraestructura de la escuela es un factor importante para el rendimiento escolar porque cumple un rol motivacional y funcional; es decir, produce una mejor actitud en los estudiantes hacia el aprendizaje y facilita el proceso de enseñanza-aprendizaje (Campana, Velasco, Aguirre, & Guerrero, 2014).

Este es otro aspecto que se retoma desde Chango, pues una escuela justa y de calidad no debe procurar solo mejorar en el aspecto pedagógico, de vital importancia por supuesto; sino que la calidad educativa también tiene que ver con espacios dignos, con instalaciones en las que aprender sea agradable y con una infraestructura que, idealmente se aleje de la visión tradicional que se tiene de esta, en la que se presentan cuartos cerrados, con paredes monótonas y rejas, espacios que se asemejan a hospitales y en ocasiones incluso cárceles. Son necesarios espacios dignos que motiven a ser creativos, colores diferentes y agradables que partan no solo de principios patrióticos o de economía sino también pedagógicos.

Cuando desde el modelo ChanGo se habla de infraestructura se refiere no solo a una cuestión de dignificar las infraestructuras que ya existen sino de construir nuevas, de construir espacios donde no los hay. Como una cuestión de justicia para aquellos que son constantemente olvidados y de calidad en función de los que se les debe dar.


La infraestructura de buena calidad puede cambiar el entorno de aprendizaje de muchos estudiantes, puede contribuir a la inclusión, seguridad y prácticas pedagógicas efectivas. Para asegurar que la infraestructura apoye eficazmente el aprendizaje, se deben tener en cuenta tres conceptos: 

    • Ser inclusiva: garantizando el acceso a los estudiantes más vulnerables debido a su situación económica y/o social, género o discapacidad. 
    • Ser adecuada: garantizando que se cumplan las condiciones básicas de seguridad, como la temperatura, calidad del aire, iluminación e higiene, junto con la resistencia a los choques externos como inundaciones y terremotos, estar adecuada a estaturas y tamaños. 
    • Ser efectiva: facilitando diferentes prácticas pedagógicas para lograr los objetivos de aprendizaje de habilidades del siglo 21, como la colaboración y el trabajo en equipo, a través de espacios flexibles.
    • Ser adecuada: garantizando que se cumplan las condiciones básicas de seguridad, como la temperatura, calidad del aire, iluminación e higiene, junto con la resistencia a los choques externos como inundaciones y terremotos, estar adecuada a estaturas y tamaños. 
    • Ser efectiva: facilitando diferentes prácticas pedagógicas para lograr los objetivos de aprendizaje de habilidades del siglo 21, como la colaboración y el trabajo en equipo, a través de espacios flexibles.

La escuela necesita contar con espacios que faciliten la enseñanza y el aprendizaje; por ende, la infraestructura escolar cumple un rol importante en el desarrollo de estos procesos. La infraestructura escolar está compuesta por todos los elementos que configuran el espacio físico donde se desarrollan los procesos de enseñanza-aprendizaje: servicios, mobiliario, ambientes de trabajo, entre otros. Ahora ¿Por qué es importante que las escuelas cuenten con estas condiciones? El acceso a servicios básicos como agua, desagüe, energía eléctrica y limpieza contribuye al bienestar de la comunidad educativa. Asimismo, instalaciones como bibliotecas, losas deportivas y laboratorios permiten a los docentes contar con mayores recursos pedagógicos. La disponibilidad de espacios como la sala de profesores favorece la planificación y el trabajo docente colegiado. Además, disponer de mobiliario escolar suficiente y apropiado permite desarrollar las actividades de aprendizaje en ambientes cómodos que facilitan el involucramiento de los estudiantes durante las sesiones de clase.

Estudios señalan que una adecuada infraestructura está relacionada con la mejora del clima institucional escolar, el interés académico de los estudiantes, la reducción del ausentismo escolar, el incremento del sentido de pertenencia de los estudiantes, la reducción de los problemas disciplinarios, el aumento de la motivación de los docentes, entre otros (Center for Evaluation and Education Policy Analysis-College of Education, 2015; CAF-Development Bank of Latin America, 2016).

Los elementos que componen el ambiente escolar son muchos y ninguno se puede dejar de lado, pues todos en su conjunto son igual de importantes ya que tienen que ver con lo que es la justicia educativa. La iluminación, los colores, el material didáctico que se despliega en los muros de las aulas, las zonas verdes, la higiene y el aseo son algunos de los factores que se ven inmersos en la estética del aula. Todos estos juegan un rol sumamente importante, tal y como lo plantea Delgado (2009).

Desde la propuesta de ChanGo el espacio en que se desarrollan los procesos con los estudiantes debe cumplir un mínimo de condiciones que son cuestión de justicia y de calidad, en el sentido que los y las niñas merecen aprender en espacios dignos, limpios y motivadores, esto porque tal como ya ha sido expuesto antes, la niñez y la juventud invierten gran cantidad de horas dentro de las instituciones educativas, el rendimiento académico y la disciplina del aula se verían favorecidos si el ambiente físico fuera más atractivo e interesante para la población estudiantil. Suárez Palos, citado por Delgado (2009) afirma:

Tanto los profesores como los alumnos pasan gran cantidad de tiempo en el aula, por lo tanto, es conveniente crear un ambiente en el que se sientan a gusto, cómodos y seguros, facilitando con todo ello el proceso de desarrollo, socialización y creación (p.152).

La evidencia empírica indica que existe una relación directa entre infraestructura escolar y rendimiento educativo, y que las inversiones en infraestructura educativa contribuyen a mejorar la calidad de la educación. La infraestructura escolar adquiere un valor fundamental al tener en cuenta que para una educación de calidad se debe priorizar el ambiente escolar por medio de la debidas condiciones arquitectónicas, equipamiento, mobiliario y servicios escolares que promulguen un ambiente motivador, acogedor, confiable y seguro; y específicamente al ser el establecimiento educativo un segundo hogar para los infantes, éste le provea el mejor de los estímulos para su óptimo desarrollo cognitivo, psicomotor, emocional y social.

Es importante entender que un ambiente óptimo, acogedor y seguro, así como también el correcto equipamiento y accesibilidad a los servicios en concordancia a las necesidades de estudiantes y su edad cronológica, permitirá el libre desenvolvimiento infantil y el sentimiento de pertenencia al espacio educativo, todo esto es y contribuye a la calidad educativa.

"La mejora de las condiciones físicas de las escuelas tiene una relación tan estrecha con el aprendizaje como la que tienen otros insumos educativos incluyendo el ambiente familiar, la motivación, los buenos maestros, bibliotecas, las tecnologías o los servicios para los estudiantes". Rivera, 2016.

Desde el modelo ChanGo se construyen instalaciones educativas adecuadas para el contexto social, para que los estudiantes tengan un ambiente digno y óptimo para el aprendizaje y la convivencia.

Finalmente, cerramos con una pregunta simple ¿Cómo nos sentimos al encontrarnos en un espacio caótico, sin un orden aparente y cómo nos sentimos cuando estamos en un espacio digno, bien organizado en función de propósitos claros (en este caso, propósitos educativos)? Es decir, una escuela digna, y de calidad es cuestión de justicia pero también de empatía.