Desde hace un tiempo se escucha hablar de los términos justicia y calidad aplicados a la escuela por lo que puede plantearse la pregunta hoy ¿Existe la escuela justa y de calidad?
En la Agenda 2030, el objetivo cuatro, es “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” y desde esa mirada el modelo ChanGo trabaja por construir escuelas justas y de calidad que permitan el desarrollo integral de quienes hacen parte de ella, como aporte a conseguir comunidades en la misma línea, de ahí, que para el modelo la educación sea la herramienta central para formar agentes de cambio que puedan trabajar activamente para conseguir territorios justos y sostenibles.
Si la educación es justa y de calidad, quienes se han formado
en ella, son capaces de responder a las exigencias del entorno y de mejorar su
territorio como agentes de cambio.
El modelo
ChanGo transforma las instituciones educativas desde varios frentes, uno de
ellos es el espacio físico desde la infraestructura, equipamiento, recursos
didácticos, y a forma más profunda lo transforma desde las metodologías,
organización y creando vínculos entre diferentes instituciones que comparten
objetivos, para que tengan la máxima calidad, sean espacios justos y formen
agentes que generen un cambio social.
Observemos la siguiente visión sobre educación digna, propuesta en México. ESCUELA DIGNA
Hidalgo
(2017) señala que frente a las situaciones de injusticias sociales y
ambientales que vivimos actualmente, la educación es uno de los procesos más
relevantes para compensarlas y promover la movilidad social. Es necesaria una
educación que supere las relaciones de dominación, opresión, discriminación,
explotación, inequidad y exclusión, y que busque construir relaciones
equitativas y justas.
El Modelo
ChanGo procura dotar a las escuelas de innovación y mejoras a través de una
transformación integral y profunda que la haga ser referente de calidad,
siempre que se cumpla con la premisa de una educación justa para la
construcción de una sociedad en las mismas condiciones.
De ahí que
para Juárez, Comboni y Garnique (2010),
La escuela debe ser un instrumento para la
igualdad de oportunidades para todos, respetando la diversidad y atendiendo a
las necesidades de cada uno de forma diferencial, además de un espacio de
integración social, donde se conoce, comparte y convive con personas
provenientes de otros grupos sociales, y se aprende a respetar y valorar al
“diferente” p. 54.
Y junto a la
justicia educativa está la calidad educativa, que desarrolla en los estudiantes
las competencias de aprendizaje, personales y sociales, que les permite actuar
de manera democrática, pacífica e incluyente en la sociedad. Potencia las
capacidades cognitivas, sociales, afectivas, estéticas y morales de los
estudiantes, contribuye a la participación y a la satisfacción de la comunidad
educativa, promueve el desarrollo profesional de los docentes.
Recibir una educación de calidad, es
adquirir las competencias y los conocimientos necesarios para asegurar el
reconocimiento y el respeto permanente a todos los derechos humanos. La calidad educativa no es otra cosa que recibir una educación completa,
en la que se adquieran las competencias y conocimientos necesarios para que los
estudiantes se desenvuelvan con total normalidad en su día a día, realizándose
tanto profesional como personalmente y eso también es generar una escuela
justa.
¿Cómo técnico ChanGo, docente o agente educativo, crees que generas una educación justa y de calidad para tus estudiantes?
Recuerda que el cambio comienza con pequeñas acciones que aporten al desarrollo integral de tus estudiantes.
El modelo ChanGo viene trabajando en diversas instituciones educativas del Ecuador, en busca y construcción de escuelas justas y de calidad que transformen la vida de quienes hacen parte de ellas y el entorno que les rodea. En los siguientes gráficos, visualicemos los beneficiarios de una educación alternativa desde el modelo ChanGo en el país y recordemos que el generar escuelas justas y de calidad, contribuye a la transformación individual y social; además de estar muy unida a los objetivos de desarrollo sostenible.